ANOMIA

6 diciembre 2023
  1. Arréglate como puedas, allí donde te haya tocado estar, con los pocos recursos que obtengas no importa cómo, mientras dure una situación que de acuerdo con las evidencias no controlas. Tal es el mensaje reiterado, hasta volverse indiscutible, que termina por tatuarse en la conciencia de quien no divisa en el horizonte nada mejor. ¿Cómo extrañarse entonces de que reacciones como un perro apaleado? Buscas de nuevo y feliz a quién te golpeó.
  2. ¿Qué se compra hoy en el mercado? ¿Qué precio están dispuestos a pagar los consumidores? Eso es lo que producirá y en el mejor de los casos venderá, siempre y cuando le deje buenas ganancias. Detenerse a pensar en la opinión sensata (y casi siempre desfavorable) de aquellos que no tienen nada que ver en la transacción, pero se permiten evaluar la vida ajena, es perder el tiempo, algo que no está dispuesto a desperdiciar.
  3. Algo aprendió muy pronto y no fue en la escuela, donde se suponía que lo formaban: debía valerse por sí mismo. No es una lección muy amable, ni lo enorgullece haberse visto obligado a aprenderla, ni siquiera sirve para asegurarle el reconocimiento universal, pero tampoco se olvida y más de una vez le permitirá salir con vida y cicatrices, allí donde otros se entregan.
  4. Pronto comprendió que (le gustara o no) debía eliminar competidores. No había peores adversarios que aquellos a quienes consideraba sus amigos, y tal vez lo fueran, hasta el momento en que advirtieran la posibilidad de obtener impensados beneficios al olvidar toda promesa de lealtad. En esa situación, ¿quién dudaría en ser Judas? Imaginar que cualquiera haría lo mismo, lo liberaba de toda responsabilidad en sus propias traiciones.
  5. Las simplificaciones son adictivas. Abrigan y no tardan en ahogar a quienes las aceptan. Una vez incorporadas a la rutina, la opción de examinarlas con objetividad y desecharlas en caso de estar equivocadas o ponerles un límite para que no desborden la razón, se revela imposible. De pronto ellas son todo el universo imaginable, ellas imponen sus reglas. Tienes que aceptarlas.
  6. Está convencido de haber llegado a ser el dueño vitalicio de la verdad, gracias a un privilegio que Dios le concede. Haga lo que haga, resulta imposible que se equivoque. Si algo no coincide con sus expectativas, lo atribuirá a un complot de sus enemigos que combatirá sin reparar en los recursos que utilice, o apartará la vista para no enterarse de su existencia, cuando lo derrotan.
  7. Preferiría seguir engañado, creyendo que la realidad cambia siguiendo el ritmo de sus deseos tan generosos como desinformados, pero no es así; la porfiada realidad le demuestra su error a cada rato. Debería ser muy imbécil o estar convencido de su rol mesiánico para ignorar las evidencias.
  8. Sí, ha vivido, envejeció, se ha recuperado de una multitud de desengaños, debería haber acumulado información que le permita decidir a conciencia cada vez que enfrenta los mismos problemas. Sin embargo, los errores en serie que ha cometido le demuestran, que a pesar de tantas experiencias que dejan su marca difícil de ignorar, nadie aprende nada.
  9. Se resiste con convicción digna de aplauso a cualquier cambio. En ocasiones debe poner en juego todo su ingenio para seguir siendo quien ha sido, quien está convencido de ser de ahora para siempre, aunque la recompensa que obtenga de su intento no pase de ser un desengaño más. No está bien informado, le demuestran reiteradamente los hechos.
  10. Hace tiempo dejó de preguntarse quién era, qué estaba haciendo en este mundo, cuándo le correspondía intentar averiguarlo, para continuar en la misma dirección que estaba siguiendo o detenerse antes de empeorar su situación. ¿Por qué habría de cuestionar todo lo que (en algunos casos) y en otros acepta y disfruta desde siempre? Cuanto más prolonga su aceptación del error, más difícil resulta corregirlo.
  11. Solo quiere más de aquello que conoce bien, aunque sabe que no es bueno. Ha renunciado de antemano a mejorar su situación. Le encanta retener para su exclusivo disfrute lo poco que alcanzó con tanto esfuerzo, y al cabo de un tiempo, sin embargo, lo defrauda. Está obligado a reconocer (con pudor) sus límites. ¿Pero acaso hay algo distinto?
  12. Desde que recuerda le han dicho quién es, qué puede esperar de los demás, qué le corresponde hacer en este mundo y también en el otro. Pudo haberlo olvidado o (lo más probable) decidió olvidarlo, porque se creyó destinado a gozar de una libertad mayor, ilimitada, más vengativa que reivindicatoria, solo entrevista en sueños. ¿Qué ha conseguido al adoptar este camino? Probablemente nada.
  13. Ser libre, para el prisionero que lleva encerrado toda su vida, es ignorar el orden que en la actualidad lo somete; es humillar de inmediato a quien lo humilla desde que recuerda. Cuando despierte de su estéril fantaseo, si alguna vez despierta, el reconocimiento de haber confundido sueños y vigilia solo conseguirá incrementar su enojo. Perdió las oportunidades que le fueron brindadas, sin disfrutarlas.
  14. No acepta límites. Nunca se los marcaron. Creció viendo cómo a pesar de que otros más afortunados vivían sin ellos, el anunciado castigo de los moralistas no llegaba. Prescindir de alguna violación a normas tan arraigadas, era como desprenderse de una parte de su cuerpo, operación que puede ser necesaria en ocasiones, pero de todos modos resulta inaceptable.
  15. No necesita que nadie le cuente qué debe hacer. Ya se lo han dicho más veces de las que estuvo dispuesto a aceptar. Si ha callado, fue por cálculo. Gracias al silencio, los convenció de que había aceptado sus valores, aunque todo el tiempo se dijera: me da lo mismo. Puede dejarlos felices y olvidarlos.
  16. Insatisfecho, sabe muy bien qué le falta, qué le molesta. No está dispuesto a aceptar nada que lo contradiga, ni a participar en negociaciones prometedoras, mientras no satisfagan sus demandas (legítimas o no) como si el universo entero debiera prestarle particular atención y no reparara en costos, con tal de calmar su todopoderoso enojo.
  17. ¿Cuesta mucho no pensar qué está haciendo ahora, qué estuvo haciendo antes, qué hará después? ¿Cuesta menos dejarse llevar por impulsos que no se analizan ni se contrastan con ninguna regla compartida? Quiere ser dueño de sí, no responder de sus actos ante nadie más. Quiere simplemente salirse con la suya.
  18. Hay evidencias contundentes que no lo detienen. Fracasará su proyecto de alterar el orden establecido, porque no está preparado para llevar a cabo una empresa tan grande como esa. Todo quedará en unas cuantas bellas frases, que ojalá se olviden, para no comprometerlo más de lo que está.
  19. Deberá pagar los daños que causen sus decisiones no pensadas, sus promesas irresponsables. Quedará marcado para que lo repriman cada vez que lo intente de nuevo, pero entre tanto logrará hacerse notar, como alguien que puede molestar, causar miedo, obstaculizar por un rato a quienes pudieran detenerlo.
  20. ¿Quién es? No se lo pregunta. No se lo informaron o tal vez lo ha olvidado y prefiere actuar dejándose llevar por las emociones. No quiere preguntárselo, para no encontrar una respuesta que probablemente conoce de antemano y por algún motivo que no entiende, le repugna aceptar.
  21. Hay una sensación de libertad imposible de ignorar en la violencia desmedida. Por fin, después de tanta sumisión a normas que le fueron impuestas y no termina de aceptar, por fin responde como quería: demostrando que defenderá sus intereses vulnerados, sin importar lo que cueste.

Contradicciones por resolver

22 septiembre 2023

Si sufres injusticias consuélate, porque la verdadera desgracia es cometerlas. (Pitágoras)

  1. Se contradice, supera de algún modo sus limitaciones previas, aunque no sea de una vez por todas… luego existe.
  2. Ha logrado convencerse de que en su vida todo está bien; que a pesar de la incertidumbre actual todo saldrá bien y quienes podrían juzgar su actuación lo aceptarán sin cuestionar los detalles, a pesar de que para conseguirlo tenga que inventar un pasado inverosímil, que se desmorona cuando cualquiera lo analiza.
  3. ¿Piensa? No está seguro de hacerlo, pero le consta que da vueltas y más vueltas en torno a las mismas ideas, nunca demasiadas, por lo general amenazantes, que de acuerdo con las evidencias no controla. No puede afirmar que ese deambular inútil sea pensar, Por lo tanto, no afirmará que al abandonarse a eso demuestra que existe.
  4. Fue todopoderoso alguna vez, se lo concedieron sin pedirlo, fue incapaz de rechazarlo y sin duda, mientras duró lo disfrutó. Ahora le informan (para su decepción y espanto) que debe responsabilizarse de sus actos de esa época. No esperaba tanto, ni entonces ni ahora.
  5. No sabe cómo lidiar con atributos tan opuestos como el poder que disfrutó y la responsabilidad que le reclaman. Si habla, se condena. Si calla, estimula el acoso al que está sometido. Por lo tanto, pretende hallar algún resquicio ahora (y escapar). Antes no lo intentó siquiera.
  6. Hay recuerdos atroces que razonablemente sería mejor para todos cancelar. Por un difícil acuerdo, todos se han comprometido a no mencionarlos siquiera. ¿Cómo impedir que a pesar de haberlos postergado tantas veces, los recuerdos asedien y derroten a quienes pretendían mantenerlos a raya? La negación no alcanza. Ellos reclaman un territorio marcado por el espanto que les pertenece.
  7. Desaprovecha sistemáticamente los recursos que pudo haber utilizado para disminuir conflictos. Alza la voz, miente sin pudor, encara al adversario para exasperarlo. Consigue a veces que caiga en la trampa y lo ayude (muy a pesar suyo) a destacarlo como interlocutor válido, a quien necesariamente hay que tomar en cuenta.
  8. Quiere hacerse notar por quienes deberían convertirse en sus seguidores, aquellos que se pondrían de su lado durante un eventual enfrentamiento. Si lo consigue, es al precio de volverse inaceptable para la mayoría, cuando lo peor que esperaba era pasar desapercibido.
  9. Ha descubierto la manera de colgarse de sus adversarios, cuanto más notables, mejor. Es un parásito que vive de consumir la sangre ajena. Selecciona a sus enemigos, no por las ideas que sostienen, y a las que sistemáticamente se opone, sino con el cuidado de quien se alimentará de ellos.
  10. Cuando analiza a sus posibles víctimas, no solo deben tener algo que las revele como vulnerables, sino también fortalezas que les aseguren multitud de seguidores. Por el número y entusiasmo de sus seguidores, se vuelven atractivas para ser derribadas.
  11. Aprovechando el cómodo anonimato que brindan las RRSS, no le cuesta demasiado a cualquier usuario revelarse tan infame como rara vez aceptaría mostrarse en público, en la confianza de enlodar y quedar impune. Confía que el constante amontonamiento de infamias se encargue de enterrar todo.
  12. Librarse de responsabilidades cuesta, descubre quien incurre en infamias y luego ve (demasiado tarde) que no puede volver atrás, para argumentar inocencia o desdecirse. Hay testigos de los que no puede librarse. Tendrá que eliminarlos o pedir perdón y esperar que se lo concedan.
  13. “Borrón y cuenta nueva” era la consigna que llegó desde lo más alto, y aunque solo fuera por eso había que tomarla en cuenta. Sí, uno se equivoca, y si tiene algún poder comienza de nuevo, como si nada hubiera pasado, sin importar el precio que deban pagar los otros durante el proceso, porque uno ha dispuesto no pagar ninguno.
  14. Hay humillaciones que nos cuesta recordar y tal vez por eso no se mencionan casi nunca en público, pero siguen vivas, tan frescas y dolorosas como el primer día. ¿Cómo pretender que, mediante una decisión unilateral, precisamente de quienes las infligieron, sea posible olvidarlas?
  15. Sabotea los acuerdos posibles que le brindan sus adversarios, porque pueden ser entendidos como signos de debilidad que no está dispuesto a dar, porque preceden al arrepentimiento y la autodestrucción que no acepta. Debe derrotarlos o morir. No hay negociación posible en su horizonte.
  16. Le preocupa manifestarse como alguien fuerte, de principios intransables. Se define sin pudor como el último prisionero de su pasado, incapaz de controlar su destino, que lo conduce a la inevitable repetición de su derrota.

Anunciado fin del mundo

27 marzo 2020

Danza macabra medieval

El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos. (Antonio Gramsci)

  1. Periódicamente uno enfrenta las evidencias de un inminente fin del mundo que no parecen ser nada apresuradas. Mucho se perdió, uno acepta sin más datos que todo se perdió, por lo que se ve obligado a recoger sin demasiadas alharacas lo poco y maltrecho que queda, para dedicarse a rehacer (a reinventar) lo que hace falta. Otra alternativa: dejarse morir. Esa la desechas.
  2. Hay épocas en las que se tiene la impresión de que nada cambiará nunca y todo habrá de repetirse en un sinfín que seduce o desespera. En esos momentos, no se divisa ningún posible fin de lo existente. Uno apuesta sobre lo que cree seguro y pierde, uno construye castillos en el aire y los ve derrumbarse.
  3. De un día para el otro, todo cambia. Sin decidirte a analizar lo sucedido, lo consideras el desastre, porque deberás revisar tus preciosas rutinas, cuando te habías resignado al fin, que por esta vez se posterga. ¿No es la oportunidad que otros suplican y te quejas de verte obligado a disfrutar?
  4. Nada suele ser eterno. Nada hay que no se corrompa. Nada que no se desordene con pasmosa facilidad. ¿No es un consuelo pensar que el fin de cada uno repita la universal impermanencia de todo lo existente? Condenados se encuentran los intentos de que estos procesos se detengan o reviertan .
  5. En el paisaje de ruinas nucleares que dibujó Georg Grosz, quedan en pie figuras escuálidas que de algún modo no murieron y por idéntica sinrazón van a seguir viviendo, con la memoria indeleble de que la Muerte es, como en el Medioevo, la gran compañera y adversaria de todo lo que vive.

    Ingmar Bergman: El Séptimo Sello

  6. El caballero de El Séptimo Sello desafía a la Muerte a una partida de ajedrez. La Muerte gana, como era de prever y se lleva a todos consigo (menos a la sagrada familia de comediantes). El juego solo consigue darle otro día de vida a quienes se encuentran condenados. Otro final no cabe.
  7. Mueres tantas veces a lo largo de tu existencia y renaces tantas otras, que dejas de otorgarle demasiado peso al trámite. Así es tu vida y no por eso te distraes, porque cada muerte puede ser la definitiva y no deberías desaprovechar la preciosa oportunidad de haber vivido.
  8. Lo veías venir y a la vez le dabas la espalda. Lo anunciaban las películas de zombis, el auge de las drogas, los tatuajes que mancillan la piel de los jóvenes: querías morir y no creías en otro futuro que la muerte. Ahora la tienes ahí, obscena, victoriosa. No es una pesadilla, sino tu espejo.
  9. Reiteradamente anunciado, el fin del mundo se encuentra hoy al alcance de la mano, bastante más accesible de lo que pudo haber sido imaginado. A pesar de los aspavientos, nos estábamos preparando para recibirlo y entregarnos, menos aún para evitarlo.
  10. “No entres dócilmente en esa dulce noche” advierte el poema de Dylan Thomas. No te entregues antes de tiempo. No adelantes la rendición, porque la muerte ha vencido a todos y te vencerá a ti, pero te habrás resistido hasta el final y mientras dure esa lucha inútil, tu vida tendrá sentido.
  11. Cortejar a la muerte no es seducirla ni ponerla de tu lado. Uno se acostumbra tal vez a la presencia de la muerte, pero no por eso la elude. El plan de convertirse en su aliado tampoco sirve. Uno puede ser su vecino, su admirador, su abogado defensor y sin embargo continúa siendo su víctima.
  12. Inventamos el más allá para consolarnos de nuestra inevitable finitud. Algo debe consolarnos de lo que sabemos y tratamos de olvidar. Algo debe permitirnos desechar las evidencias del fracaso de la vida cuando me centro en mí, del triunfo de la vida cuando se mide desde una perspectiva más amplia.
  13. Aislado(a) te encuentras más seguro(a) pero a la vez más expuesto(a) a la no pequeña responsabilidad de enfrentar quién eres, qué esperas, cómo te involucras en el mundo que amenaza con derrumbarse. Antes de la crisis, podías ignorarlo alegremente. Ahora no.
  14. Me tocó la suerte de vivir, privilegio que a continuación me gané defendiendo con uñas y dientes todo aquello que me ataba a la vida. De haber pensado más en mi ombligo, probablemente hubiera disfrutado más, pero dañando a mucha gente, sin hallarle mucho sentido a la experiencia y durante menos tiempo del que estoy ocupando.
  15. Cuando has perdido casi todo lo que te ataba al mundo, poco te preocupa tu final. Ya lo veías. No querías apresurarlo, ni hacerlo más penoso, pero tampoco imaginabas que fuera posible eludirlo por demasiado tiempo. La coincidencia de mi fin con el FIN poco me dice. Tampoco me consuela.
  16. No he llegado a este mundo solo para disfrutarlo. Tampoco para llorar porque no es tal como un desubicado como yo esperaba. Voy descubriendo día tras día para qué estoy aquí, sin creer que mi existencia le importe mucho a nadie. Soy lo que soy, no demasiado, rara vez todo lo que puedo ser.
  17. Tal vez mañana digan: “Buenas noticias. El fin del mundo que tantas voces anunciaban, que se veía como algo inminente, por esta vez queda postergado. No es la primera vez que ocurre. Solo fue un ensayo del definitivo fin, pero no des por sentado que vas a participar en él. Bastó este simulacro aterrador para que al menos tú quedes fuera del juego”.

    Posadas: El Jarabe de Ultratumba

  18. En viejas imágenes de la muerte, ella ríe, libre de la carne que en los seres vivos ata a los placeres y el dolor. La muerte exhibe los dientes, pero su alegría es una mueca. Si baila o canta en los grabados de Posadas, celebra la postrera igualdad que se impone a privilegiados y desposeídos.
  19. Balance de situación. Con esto que tengo ahora (y no es lo que esperaba tener) debo seguir viviendo. Los amados proyectos que elaboré durante años poco importan. Los recuerdos que creí parte indisociable de mí, menos aún. Quedan todos ellos atrás, como el lastre que uno deja caer para elevarse.

El reto de la modernidad es vivir sin ilusiones y sin desilusionarse. (Antonio Gramsci)


Universo de Superhéroes

26 febrero 2020

Batman es, posiblemente, el superhéroe famoso más de derechas que tenemos hoy. Su poder es ser rico e impartir justicia. (…) Batman es la derecha y pertenece a un establishment que no tiene ninguna intención de cambiar el modelo del sistema, ni de crear una sociedad más justa. Lo único que quiere es trincar a los malos. (Julio Embid: Con capa y antifaz: La ideología de los superhéroes)

  1. Los superhéroes tienen que poseer obligatoriamente una identidad secreta. No pueden ser y parecer lo mismo. Necesitan algún ocultamiento para sentirse seguros y angustiados al mismo tiempo. Seguros de continuar hasta el final con su delirio de justicieros. Angustiados por no ignorar que a pesar de que no los interrumpan, lo suyo es un delirio.
  2. Los demagogos inician su lamentable carrera, presentándose ante los incautos como superhéroes justicieros.
  3. Bienaventurados los delirantes, porque hallaron el lugar y el momento en que la razón cayó en descrédito y en la vida social las emociones dejaron de ser controladas, para evitar que se acuse a quien lo intente de reprimir lo auténtico, lo idiosincrático, para volverse merecedor de los peores castigos!
  4. Tienen adversarios que de acuerdo a sus más amadas fantasías habrán de derrotar inevitablemente en el desenlace de cada episodio de sus aventuras. Saben también que esos adversarios habrán de regresar incólumes en el próximo episodio. Si no lo hicieran, ¿qué harían ellos? ¿Cómo justificarían ante el mundo su cuestionable existencia?
  5. No les importan las causas de la injusticia, que pueden reproducirla allí donde se den y dificultan su erradicación. Solo se concentran en hacer sin la menor preparación su show de Paladines de la Justicia, para que los aplaudan y se sometan a su capricho.
  6. Si no encuentran adversarios los inventan. De algún modo saben que el superhéroe a quien nadie presta ninguna atención, está frito. Queda como un imbécil con delirios de grandeza. Tal vez logra que le tangan lástima, pero nunca por mucho tiempo. Su pretensión de ser lo que no es, aburre.
  7. No hay villano que no establezca una secreta alianza con el superhéroe encargado de reprimirlo. Si uno de ellos faltara, el otro desaparecería.
  8. Saben que su show de heroísmo exhibicionista es ilegal y (más aún) no ignoran que es delirante. Quizás consigan los aplausos de unos cuantos admiradores que los alientan a dar más de lo mismo, pero en cualquier momentoles informarán quetambién hacen el ridículo.
  9. Ignoran las evidencias opuestas a su delirio. No quieren desviarse de su objetivo, que es sacarse las ganas de imponerse al mundo. Probablemente caigan antes de conseguirlo. O tal vez descubran que siguen iguales que siempre. Nada de eso importa. van a intentarlo ahora, aunque el mundo caiga.
  10. Imitan el comportamiento y los ideales de los superhéroes, como antes aceptaban las expectativas desmedidas de los cuentos de hadas. Siguiendo esos modelos, nunca van a obtener los resultados que promete la ficción, pero entretanto su vida sin sentido no parecen tan absurdas.
  11. Superhéroes encapuchados, ebrios de impunidad, desafiando al poder que dicen aborrecer y sin embargo imitan. Se han vuelto adictos a la adrenalina que generan en su cuerpo y alrededor de ellos, en los testigos que los temen o los admiran por igual. Sin ese estimulante que les evita ver la realidad se sienten vacíos.
  12. Las máscaras de los superhéroes desnudan aquello que aparentan cubrir. Revelan las fantasías de quienes se encapuchan. Nadie quiere pasar desapercibido. Si desafían al Mal es para que los miren.
  13. Para los superhéroes todo se invierte en un juego de la más pura dialéctica: las víctimas se convierten en provocadores, los daños inocultables que ellos causan en aportes dignos de encomio, el robo simple y llano en justicia retributiva. Solo así se definen ellos mismos como superhéroes, no como delirantes, autoconvocados para que los destruyan.
  14. No les importa caer. Descreen que puedan caer. Secretamente desean caer, justificando el vacío de sus vidas gracias al martirio.
  15. Hasta no hace mucho las expectativas planteadas por la sociedad tradicional se aprendían de la casuística falaz de los cuentos de hadas. Hoy las contradicciones de la modernidad se resuelven a través de los superhéroes. No se resuelven, dice la realidad, pero mientras tanto el consumo de estimulantes y anestesiantes no se detiene.
  16. Nunca faltaron los alucinados que se dedicaron a anunciar el próximo fin del mundo y se ofrecieron a llevar personalmente a cabo la tarea. Imposible decir si antes fueron más o menos que hoy. Lo evidente es que gracias al empleo de las redes sociales consiguen una audiencia que antes les costaba más tiempo alcanzar. Ahí está el peligro.
  17. Al pasar del comic al cine, los superhéroes ganaron en credibilidad para una audiencia adulta, sin haber perdido nada de su trivialidad inicial, entonces destinada a una audiencia infantil. Al pasar de los medios a la vida real, donde los alucinados fantasean con los improbables poderes que poseen, el equívoco pasa a ser una carga demasiado humillante para ellos y para quienes tienen la desgracia de andar cerca.
  18. Hacer justicia por mano propia es una tentación que el común de la gente deja de lado apenas la concibe, cuando recupera una mínima noción de realidad. Tales opciones no suelen ser aceptadas por nadie más que los amigos, y aún ellos prefieren no ser involucrados en ningún intento de ponerlas en práctica.
  19. No puede ser que se enmascaren. Dar la cara no es una frase hueca, sino la actitud de quienes se responsabilizan de sus actos y pueden reclamar credibilidad.
  20. Superhéroes, ebrios del anonimato que obtienen al reunirse con sus pares, todo ellos valientes, todos defensores del Bien (tal como ellos lo definan) porque antes de tomar ninguna iniciativa se aseguraron de volverse irresponsables.
  21. Los ves, superhéroes, convencidos de ubicarse éticamente por encima de los cobardes que se atienen a Ley, mientras ellos la deshacen, la tuercen, la ignoran, solo porque se atreven a intentarlo y sin embargo quedan impunes. Una élite del voluntarismo que no piensa renunciar a sus privilegios.
  22. Superhéroes que pujan por demostrar quién es el más punk de todos, aquel que debería ser temido y obedecido ciegamente por el resto, en un certamen que no promete ganadores. Solo parecen ser solitarios desorientados que buscan perderse aún más en compañía.
  23. Marginados hay que tratan de impedir cualquier actividad que los libere de la discriminación. No nacieron condenados a ser perdedores, pero durante el curso de sus vidas han hecho lo imposible para reservarse esa distinción que les otorga identidad y martirio. Se odian tanto como los odian sus opresores.
  24. Cuatro fórmulas simplistas tienen más éxito que el razonamiento sistemático o el sometimiento de las convicciones a la prueba y el error. Si los superhéroes son proclives a la acción, es porque no asumen los riesgos de pensar.
  25. Despierten, les dicen. Despierten para liberarse de una opresión inaceptable, contra la cual cabe resistirse. Despierten del todo, no a medias, no a otra fantasía de derrota y destrucción generalizadas. Despierten al compromiso de reconstruirse, después haber sido convencidos de su fracaso irreversible.
  26. Los ves exhibiéndose en sus poses fotogénicas, pronunciando sus discursos encendidos, para que los admiren y teman en igual medida, sin embargo incapaces de ver más allá de sus narices. ¿Quién aprovecha el desorden que ellos dejan para imponer el nuevo orden, que probablemente sigue siendo el mismo?
  27. Ser testigos de la resaca de los superhéroes no es una situación envidiable para nadie. Si bien ellos van a sufrir un desengaño inevitable cuando finalmente aterricen en la realidad que negaron, lo más probable es que en su rabia embistan contra cualquiera que haya presenciado lo que consideran su intolerable humillación.
  28. Cada cual tiene los héroes que se consigue como modelo de su propia vida. Prescindir de ellos no resulta fácil para nadie. Pueden ser músicos de rock, estrellas del fútbol, narcos o personajes de comics. Ninguno será gran cosa, pero es lo que hay.  ¿Acaso dejamos de lado a alguien menos tóxico, que se encuentre disponible?

Es propio de los débiles el abandonarse a las fantasías, el soñar con los ojos abiertos que los propios deseos son realidad, que todo se desarrolló según los deseos de uno. Por eso atribuyen a una parte la incapacidad, la estupidez, la barbarie, la cobardía, etc., y a la otra las dotes más altas del carácter y de la inteligencia: la lucha no puede ser dudosa, y ya parece que se tiene la victoria en la mano. Pero esa lucha es soñada y derrotada en sueños. (Antonio Gramsci: La tendencia a disminuir al adversario)

 


De duelos y resiliencia

7 octubre 2018

El coraje es resistencia al miedo, control del miedo, no ausencia de miedo. (Mark Twain)

  1. Cada nuevo día es otro episodio en la lucha contra el caos, que regresa desde los olvidos y errores de cálculo, desde los descuidos y desconciertos que te humillan, para disputar el control de tus decisiones y demostrar (por si hiciera falta) que nada te pertenecerá nunca del todo y nada se encuentra definitivamente establecido.
  2. Perder a quien se ama es doloroso. Perderlo de a poco, un día esto, otro día aquello, sin hallar el menor resquicio para revertir el proceso, es todavía peor, porque al cabo de un tiempo uno termina resignándose a lo que todavía no sucedió y deja de oponerse a la separación.
  3. Derrumbarse, perder todo control, hundirse en el caos como si fuera un baño tibio del que no se saldrá nunca. Reiterada invitación a que te sumes al coro de los muertos en vida.
  4. Ponerse de pie. Tomar la decisión de mantenerse en actividad útil, a pesar de la convicción de haber dado todo lo que se podía y estar agotado. No es nada nuevo, pero antes no importaba demasiado, mientras hoy requiere una voluntad sacada de no se sabe dónde para superarlo.
  5. Esto que considero mi vida, ¿cómo ha llegado a parecérmelo? ¿Qué afortunado azar alimentó la ilusión de control que me permite seguir experimentándola? ¿Cómo se calma el temor persistente a ser aplastado por el caos?
  6. ¿Qué esperas? Decidiste no esperar nunca lo mejor, ni siquiera cuando te lo prometen (sobre todo, cuando te lo prometen) para no ceder tu oportunidad de decidir lo que te importa y lo que no. Cuando te equivoques, serás tú quien lo hizo.
  7. Un pequeño caos, se burlaba Rainer Werner Fassbinder. No hace falta que sea demasiado grande. Basta uno pequeño en la economía del cosmos, para que al menos yo me hunda en su vorágine. Caos que me trajo al mundo y fue alimentándome, que me aguarda para disolverme en la muerte.
  8. Lo has visto más de una vez. Alguien se entrega a lo peor que puede pasarle, no hace el menor intento de salir a flote, se hunde en la basura que produjo o le tocó en suerte, en la confianza de que nada ni nade habrá de rescatarlo. ¡Qué alivio insospechado, la miseria!

Lee el resto de esta entrada »


Proyectos de vida

21 enero 2016
  1. Hace dos años tuve mis buenas razones para darme por muerto en poco tiempo más. Fue un cálculo apresurado. Hoy sigo con vida y me planteo nuevos proyectos, como si entonces nada hubiera pasado. Puede ser otro cálculo apresurado.

    Saul Steinberg: Dibujo

    Saul Steinberg: Dibujo

  2. Elaborar proyectos inútiles, como enamorarse de quienes tal vez no nos correspondan, demuestra que uno suele ser un tonto a veces, pero sabe para qué llegó al mundo.
  3. Aprende a renunciar. Puede costar al comienzo. Luego llegas a experimentar un placer que se vuelve adictivo. Después todo, ¿no es lo que tendrás que hacer, te guste o no, tarde o temprano?
  4. Hay un tiempo de construir, de acuerdo al Eclesiastés, como debería haber un tiempo de derrumbar, o al menos de dejar que los proyectos de vida revelen por sí mismos si resisten al deterioro o se caerán solos.
  5. ¡Cuántos proyectos fracasan! Por primera vez, me descubro (con sorpresa) como el espectador de un drama, que a pesar de ser el mismo, antes me involucraba.
  6. Al envejecer, lo que importa es aprender cuándo es útil ignorar tentaciones y marginarse, en lugar de volver a intentarlo y frustrarse, como si todavía hubiera tiempo de cambiar de rumbo y estar obligado a demostrarlo.
  7. El privilegio de ponerse a un lado de los grandes proyectos, para que otros (en mejores condiciones) se encarguen de ellos, se reserva para el final de la vida. Lamentable sería que los jóvenes eludieran los riesgos que pueden destruirlos, antes de haberlos encarado.

    Saul Steinberg: Dibujo

    Saul Steinberg: Dibujo

  8. Se tiene la impresión de vivir más de una vez, hasta morir del todo, y entonces, con gran alivio, ya no hay tentación de regreso, sino el viaje incontrolable hacia el olvido.
  9. En tantas oportunidades tuvo la sensación de haber llegado al irreversible fin de su vida, que su memoria se ve obligada a reacomodar la conciencia de tantas crisis, para que no se derrumbe la ilusión de que sigue siendo el mismo.
  10. Cuando sufres un trauma, tienes la engañosa impresión de que el tiempo se detuvo. No sabes qué hacer y lo más probable es que no hagas nada, hasta que de algún modo vuelves a pensar con suficiente claridad y el tiempo se reordena. Hubo un pasado, pero también hay un presente. Si te recuperas del duelo, habrá un futuro.
  11. No esperaba morir viejo, como al parecer ha de sucederme. No deseaba envejecer, ni agotar mis desmedidos proyectos. ¿Qué vendría después? No lograba verlo. Hoy me aferro a lo poco que me fue quedando de aquello, como si fuera todo lo que importa.
  12. Los conformistas decían “peor es nada” para recomendar la pronta aceptación de situaciones que no hubieran debido ser aceptadas. Hacer nada, era con frecuencia la única alternativa disponible. No estaba mal pensar que al menos ese triste punto de llegada, no sería otro punto de partida.
  13. El aprendizaje de la renunciación parece interminable. Tengo la impresión de que apenas consigo aceptar una pérdida, la próxima que se me plantea duele tanto como la primera.

    Saul Steinberg: Dibujo

    Saul Steinberg: Dibujo

  14. No he llegado a ser un héroe, ni un artista genial, ni un padre respetado. Por no serlo, es que la humillación de la vejez no llega a dolerme tanto. Después de aprender a fracasar en tantos campos, uno acepta el final como un alivio.
  15. No he sido un traidor, ni un irresponsable, ni un holgazán. Si hubiera sido creyente, me quedaría el consuelo de esperar una recompensa en el más allá, puesto que no habré de recibirla aquí, pero temo que tampoco esa ilusión me haya sido concedida.
  16. Paladeas tus duelos, porque han llegado a ser tantos que te encuentras en condiciones de compararlos, evaluarlos como si fuera un desfile de belleza y derivarlos sin más trámite al archivo de las causas perdidas. No serán olvidados, ni te detendrán.
  17. ¿Al menos adviertes cuándo eres feliz? Crees que sí. No todas las veces, probablemente. Si los proyectos de vida no estuvieran presentes todo el tiempo, para invitarte a compararlos con la realidad, la felicidad sería más cómoda.
  18. ¡Qué bueno es olvidar (cuando se disfruta el privilegio de la memoria)! ¡Qué bueno es recordar, para no verse obligado a inventar todos los días el mundo desde cero!

    Saul Steinberg: Dibujo

    Saul Steinberg: Dibujo

  19. Estar vivo (te guste o no) es enterrar uno tras otro los sueños. Estar vivo es darte cuenta de que tu misión (si acaso hay alguna) es enterrar sin demasiadas ceremonias tus propios sueños, evitando que sean ellos quienes te manden al cementerio.
  20. Entusiasmar a colaboradores, para que dejen de lado sus proyectos personales y adopten el mío, en atención a sus virtudes, que para mí resultan inocultables. Suena tan improbable como que yo me sume a sus proyectos y consiga hacerles creer que no advierto sus debilidades.
  21. No intento convencer a nadie. No pretendo servir de ejemplo de nadie. Puedo ser olvidado, sin demasiada resistencia de mi parte. Ahora, con el mayor cuidado, me dedicaré a borrar las huellas que dejé, para dejar el mundo que habité, creo que sin haber causado mucho daño.

Lee el resto de esta entrada »


Dejarse llevar

18 julio 2015

Pieterr Brueghel: Parábola de los ciegos

Pieterr Brueghel: Parábola de los ciegos

Do not go gentle into that good night, / Old age should burn and rave at close of day; / Rage, rage against the dying of the light. / Though wise men at their end know dark is right, / Because their words had forked no lightning they / Do not go gente into that good night. (Dylan Thomas)

  1. Dejarte llevar hacia la muerte, tal como son conducidas las ovejas al redil: es una imagen armoniosa para las ovejas, odiosa para un ser humano. ¿No deberías reclamar algo mejor, aunque a la larga no tengas mayor chance de conseguirlo y a la corta solo sufras más que si optaras por entregarte.
  2. El recuerdo de haberse dejado llevar, puede ser en ciertos casos placentero y en otros repulsivo. En realidad, no es cosa de abandonarse a no importa qué, sin pensar primero en mejores alternativas.
  3. Dejarte llevar, miserable y no obstante satisfecho de que al menos no sufres más que el resto de aquellos, que desde hace mucho se resignaron a sufrir.
  4. Lejano parece el tiempo en que te indignaba saber de que a pesar de su dormido potencial, tantos oprimidos no se rebelaban. Hoy entiendes su inacción, porque eres uno más de ellos.
  5. Dejarse llevar puede ser visto como un deporte: después de todo ¿qué pasará si algo le sale mal a quien se abandona?
  6. Al dejarte llevar, la vida no tarda en revelarse como un juego con reglas, pero sin sentido. Cuando algo falla, simplemente se reinicia, sin duelo ni aprendizaje. Ahí no ha pasado nada.
  7. ¡Entrégate! En lo posible, sin pensarlo dos veces, porque si lo advierten, te cobrarán la falta de convicción.

    Orson Welles: Yhe Lady from Shanghay

    Orson Welles: Yhe Lady from Shanghay

  8. Dejarse llevar es una decisión mil veces más firme que hacerse responsable de sus propios actos. Cualquier cosa parece preferible, antes que el inhumano esfuerzo de tomar decisiones y responsabilizarse.
  9. Dejarse llevar suele ser una orden. ¡Ay de aquel que deje ver su intención de analizar la experiencia! No se necesita más para designarlo como un peligro para el disfrute del resto, aquellos que dócilmente se dejan llevar hacia donde no saben, ni por qué, con tal de no hacerse problemas.
  10. Renuncia a cualquier intento de controlar su vida. Quiere que alguien (poco importa quién, ni con qué intenciones) lo sustituya en esa tarea que se le ha vuelto insoportable. Dadas sus expectativas, no tardará en hallar a quien lo crucifique.
  11. Dejarse llevar es hoy una moda Tratar de controlar lo que se pueda de la propia existencia, es algo que hace tiempo dejó de usarse. Te expones a verte ridículo, si te empeñas en ir contra la corriente.
  12. Dejarse llevar puede convertirse en una religión. Si abandonas cualquier rebeldía para entregarte a impulsos que vienen de no importa dónde y te conducen a no importa qué, tienes el eterno bienestar asegurado, por atroz que le parezca al resto del mundo.
  13. Créase o no, dejarse llevar es una visión del mundo. En el pasado te diste de cabeza contra los muros, tantas veces que hoy das por descontado el inevitable fracaso. Para llegar a ese punto que no atinas a evitar, te dejas llevar.ciegos
  14. Dejarse llevar por un estilo de vida plausible, aunque mezquino, que puedes verlo alrededor, allí donde miras. Nada funciona demasiado bien de ese modo, pero tampoco se plantea otra idea mejor. En tal caso, ¿vas a resistirte? La soledad puede aterrarte demasiado.
  15. Dejarte llevar por las ideas que hasta hace mucho condenabas. En tu camino a Damasco, viste la luz o te resignaste a la oscuridad, como si no te quedaran otras alternativas que el asombro.
  16. Dejarse llevar es una consigna oficializada: ¡basta de organizar una resistencia condenada al fracaso, que solo estorba los planes de quienes te controlan! Aquel que no abandone por las buenas su capacidad de decidir, lo pasará bastante mal. ¿Qué cuesta mostrarse razonable? No se trata de una amenaza, sino del propio bien de los involucrados.
  17. Dejarte llevar es olvidar que en otros momentos adoptaste decisiones riesgosas, que experimentaste victorias y fracasos, pero en todos los casos fuiste tú quien lo intentó, no la manada en la que hoy te incluyes.
  18. Dejarse llevar, como en los bailes tradicionales, donde el hombre conduce a la mujer y la mujer se entrega dócilmente, porque no le quedan alternativas de bailar sola. En cuanto a la posibilidad de que ella conduzca a su pareja masculina, sería simplemente humillarla y ganarse el eterno resentimiento de él.
  19. Dejarte llevar, convencido de que cualquier intento de hacer otra cosa será derrotado. Entregarte sin pelea ni negociación. No eres el primero, ni el último. ¿Te asombra que algunos te miren con menos pena que asco?
  20. Dejarte llevar por la corrupción. Si la contemplas desde fuera, hiede al punto de cortar la respiración, pero si te abandonas a la corriente, como te prometen los corruptos, después de un rato el olfato dejará de impedir que disfrutes la compañía.
  21. Dejarte llevar por un tiempo, en la confianza de que te animarás a rebelarte en el futuro. ¿Puede haber un consuelo más imbécil?
  22. Dejarse llevar ahora, para obtener algo a cambio en el futuro. ¿Qué esperas ganar? ¿El aplauso? ¿Una disminución de la carga que te reservaron? Más probable es que te hayan reservado un tormento vitalicio.

Lee el resto de esta entrada »


Repliegues tácticos

19 junio 2015

Repliegue: Retirada o retroceso ordenado de las tropas de un ejército o de los jugadores de un equipo deportivo, de las posiciones ofensivas a las defensivas.

Cándido Portinario: Marginados

Cándido Portinario: Marginados

  1. Estaba preparado para atacar, una actitud en la que se había demostrado exitoso muchas veces. No obstante, lo derrotaron cuando fue incapaz de reconocer que había llegado el momento de defenderse.
  2. De vez en cuando, todo lo que uno intenta parece estar perdido. El entusiasmo desaparece, los grandes proyectos son traicionados uno tras otro, el impulso de los cambios se agota. No es momento de detenerse a llorar por nada. Hay que ponerse a buscar salidas.
  3. Eres capaz de negociar. Borra de tu cara el asco. Bórralo de nuevo, porque te queda el sabor y al verte se nota.
  4. Vender barato a un amigo es una acción inaceptable. Después de todo, no suele haber tantos amigos para repetir el trato.
  5. Quien no aprende a traicionar alegremente a todos aquellos que se le interpongan en el camino, se condena a una vida solitaria, por ser un imbécil con principios.
  6. ¡Espera! No lo acuses aún por no ser hoy el mismo que ayer tan solo aparentaba ser. ¿Acaso abandonó la lucha insobornable que prometía? Quizás dejó caer la máscara y al menos ahora no vas a confundirte. Ese es un auténtico progreso, que deberías agradecerle.
  7. Según dice, solo cambió de estrategia, pero continúa siendo el mismo. No lo evalúes demasiado mal. Se rindió ante presiones que fue incapaz de tolerar. Tampoco esperes nada de alguien que se vende por tan poco.
  8. Cuando lo veas pactando con aquellos que hasta no hace mucho designaba como sus mortales adversarios, entonces podrás denunciar la contradicción, si es que antes no te has puesto de su lado, o pretendes sustituirlo durante las negociaciones, con el objeto de sacar la mejor tajada.

    Otto Dix: Wild West

    Otto Dix: Wild West

  9. Las traiciones se contagian. A medida que se acumulan, dejan de ser tan repulsivas como inicialmente parecían, para transformarse en una de las leyes ineluctables de la vida.
  10. Los traidores suelen ser mal vistos en casi todos los ámbitos, a pesar de que en el mercado existe una sostenida demanda de sus servicios. Quizás sea porque la oferta es excesiva.
  11. No conviene demonizar demasiado al adversario, porque se le otorga un valor que probablemente no tiene. Tampoco es cosa de hacer borrón y cuenta nueva con él, porque en el olvido se incuba la traición más probable.
  12. Se había planteado por lo menos cambiar el mundo. Cuando consideró que había fallado, comenzó a desviar todas sus energías a una interminable justificación de su razonable inconsecuencia.
  13. Capitán de derrotas: no sabe muy bien adónde va y para colmo tiene a quienes lo siguen a sol y a sombra, pidiéndole que alguien extraviado los guíe, librándolos de tomar decisiones que los aterran.
  14. Carne de cañón: solo espera ser útil, que lo usen. Más aún, que llegado el momento lo descarten. De otro modo, sospecharía que su vida carece de sentido.
  15. ¡Ah, la rotunda estupidez de los kamikaze! Necesitan inmolarse para justificar retrospectivamente su existencia, con el único objeto de perderla.
  16. Te dices: fracasé. Hay quienes se avergüenzan tanto de aceptar esa idea, que prefieren morir antes de reconocerlo en público. Sin duda, el fracaso llega y es más frecuente que el triunfo. También es más confiable para construir lo que venga.
  17. Te dices: ¡qué alivio saber que hasta aquí llegaste y no vale la pena continuar luchando por lo que habías creído que era el centro de vida! Sin duda hay otras cosas en las que no reparaste. Ahora te costará menos verlas y es urgente que las descubras.
  18. Después de fracaso te convences de que hay algún futuro y todo vuelve a ubicarse en perspectiva. Puede ser un simple error de cálculo, pero tu vida adquiera sentido.
  19. Una vez que ha probado la embriaguez de saberse reconocido por unos cuantos seguidores que se dicen incondicionales, no es probable que renuncie a una felicidad como esa, que lo compensa por todas las frustraciones que sufrió en el pasado, cuando él debía seguir a otros, que no se preocupaban de su existencia.

Lee el resto de esta entrada »


En retirada

11 abril 2015

BradburyEntre tantos quehaceres / y tan urgentes / me olvidé / de que también es preciso morir. / Irresponsablemente / desatendía esa obligación / o la asumí de un modo superficial. / a partir de mañana / todo cambiará. / empezaré a morir cuidadosamente / con inteligencia y optimismo / sin perder un solo instante. (Tadeusz Rosewicz)

  1. Cuando eras más joven y desubicado, confiabas por lo menos en cambiar la faz del mundo. Al envejecer, menos tonto de lo que fuiste, adviertes que te conformas con no ser dado por muerto antes de que efectivamente haya ocurrido.
  2. Comenzaste renunciando a un proyecto que te parecía irrenunciable, y luego a otro y otro. Te ibas desprendiendo poco a poco de lo que más habías amado, como quien se libera de una carga. La deseada libertad, no obstante, se encuentra siempre lejos.
  3. Nunca terminas de soltar los proyectos que te atan a la vida. Nunca terminas de aceptar el fin, aunque te digas que nada te sujeta.
  4. Prepararse para el fin no apresura su llegada. Solo tratas de organizar de nuevo (quizás por última vez) el desorden que te acecha, como demostración de que pasaste por el mundo y no fuiste un simple espectador. Si fallas, como sucederá ¿qué importa?
  5. Los gladiadores del mundo antiguo conocían bien la muerte. Matar o morir era su rutinaria opción laboral. Aunque no tuvieran otra ¿por qué debería alguien resignarse a una suerte como esa?
  6. La muerte puede tomarnos por sorpresa o encontrar la casa preparada. No creo que me alegre recibirla, pero me gustaría tener algo no demasiado tonto para decirle, cuando me derrote.
  7. Tienes que innovar, si te propones hacer lo mismo, porque (mal que te pese) ya no eres el de antes y hasta las cosas más simples, con la edad se vuelven inalcanzables o prescindibles.
  8. Negociar con las expectativas frustradas era una habilidad que no sospechabas necesitar cuando eras joven. Ahora es urgente aprenderlas, porque de otro modo te darás de cabeza contra los muros, todo por nada.
  9. Hay quienes se dejan estar, como si les diera lo mismo que todo lo que depende de sus decisiones, sea de un modo u otro. Con tal de no arriesgarse a perder, finalmente se resignan a lo peor.
  10. Malas decisiones nacen del apresuramiento. Luego, volver atrás se revela imposible. Entonces hay que tomarse el trabajo de buscar excusas que permitan no responsabilizarse de nada.
  11. Hasta no hace mucho, consideraba que mi cuerpo me pertenecía. Hoy, he debido actualizarme, porque los diagnósticos médicos y el cáncer se lo disputan.
  12. Pase lo que pase, quiero sobrevivir a mis penas. No me queda otro proyecto que salir adelante. Cuando me detengo a pensarlo, nunca le encontré más sentido a lo que denomino mi vida.
  13. Hubo momentos en los que el absurdo parecía a punto de devorar todo lo que tocaba. Hoy, bajo la posibilidad cada vez más concreta de morir, nada me parece más distante.

    Condena de Sísifo

    Condena de Sísifo

  14. Puedo estar cansado, me consta que envejecí, estoy enfermo, sufrí desengaños innumerables, y no entiendo que la decisión de vivir no se agote.
  15. Al envejecer, las actividades más frecuentes requieren cada vez mayor cuidado al emplear tus facultades, que para tu sorpresa ya no suelen ser tantas como dabas por sentado. ¡Al fin te conoces, después haberte eludido tanto tiempo!
  16. Tu cuerpo suele plantearte reclamos que en el pasado no tomabas en cuenta, porque apenas lo considerabas un instrumento de tu voluntad. Ahora sabes que lo opuesto se encuentra más cerca de la realidad.
  17. No está mal callar por ahora o incluso callar para siempre. Eso te espera, tarde o temprano, te guste o no. ¿Acaso encuentras razones válidas para resistirse?
  18. Cuando siente la sed de silencio, comprueba que nada la sacia. Callar, desaparecer, confundirse con aquello que no es, ahogarse en la negación hasta que resulte imposible volver atrás. ¡Un alivio!
  19. El silencio es adictivo. Lo paladeas una vez y a partir de entonces quieres más. De pronto, las oportunidades para callarte se te revelan cada vez más atractivas. Para tu sorpresa, el silencio se ha vuelto la respuesta que mejor se acomoda a tu apetito.
  20. La noche que pasaste en vela quedó atrás. Ahora, la luz del sol te cobija. Eso no es mucho, pero de todos modos cuenta.
  21. Aprendes a vivir con el temor y no obstante deseas no haber tenido nunca la oportunidad de tolerarlo.
  22. En medio de la noche, incapaz de dormir, ¡qué claro se ve el futuro! No por eso resulta más fácil de encarar.
  23. Te aferras a la esperanza más endeble, como si fuera capaz de mantenerte a flote. Ahora entiendes por qué dicen que es mejor algo que nada.
  24. Al escribir te expones en una desnudez que solo tiene como excusa la sinceridad, cuando invitas a los demás a que aparten los ojos de tu ejemplo.
  25. El dolor suele esconderse por pudor, delante de testigos a los que su exposición perturbaría, porque les advierte que si bien ellos no lo sufren hoy, están en las mejores condiciones de experimentarlo mañana.
  26. ¡Tanta puede ser la oscuridad que te rodea, pero si lo piensas mejor, es la misma que te acompaña, incluso desde antes de que nacieras! ¿Vas a rechazarla, cuando se encuentra impresa en tus genes?

Lee el resto de esta entrada »


Despedidas

22 febrero 2015

Alfred Tennyson

Alfred Tennyson

Con todo, la vejez tiene su honor y sus esfuerzos / la muerte todo lo acaba, pero algo antes del fin / ha de hacerse todavía, cierto trabajo noble / no indigno de hombres que pugnaron con dioses. (Alfred Tennyson: Ulises)

  1. Cuando apenas se inicia el disfrute de la vida, la alternativa de dejarla suena demasiado temible. Cuando todo eso quedó atrás (y en caso de necesidad lo recuerdas) ¿qué más da?
  2. No te preguntas quién te quita lo bailado, porque la distancia de aquella experiencia te permite advertir que el baile mismo no era todo lo que te importaba.
  3. No siempre se permanece joven, ni siempre se goza de perfecta salud, porque en tal caso la juventud y la salud resultarían estúpidas. Hay que envejecer, hay que morir, para que lo otro deslumbre.
  4. Hay quienes viven por simple inercia. La recibieron sin pedirla y eso es todo. Aunque solo sea por elemental respeto al azar de tu existencia, tú quieres tomar la iniciativa.
  5. La tarea encomendada, la misión que debe ser cumplida para justificar tu paso por este mundo: siempre hay formas de complicarte la vida, que se encargan a la vez de darle sentido y aumentar la certeza de que intentes lo que intentes, vas a perder.
  6. Solo tienes por delante la certeza de que en poco tiempo más tendrás que despedirte de todo lo que alguna vez vislumbraste como tuyo. A partir de ese momento penoso ¡qué fáciles resultan las decisiones que lo preceden!
  7. ¡Bienvenidas las despedidas! Cuanto menos duren las ceremonias, tanto mejor el desempeño de aquellos que se ven obligados a participar en ellas. Son etapas de tránsito donde nadie sabe muy bien qué debe hacer. No conviene estacionarse demasiado en ninguna de ellas.
  8. Periódicamente uno se despide de gente, proyectos y paisajes. Entierra o deja atrás (elegir la metáfora que se prefiera) aquello que en el pasado acaparó toda su atención, para dedicarse a otra cosa; para mantenerse a la espera de algo nuevo cuya función será darle sentido a la vida.
  9. No es malo despedirse. Conviene no demorar el trámite, no darse demasiado espacio para el arrepentimiento, porque de ese modo, aprovechando el impulso inicial, tal vez todo cambie.
  10. ¡Adiós ilusiones, adiós engaños! ¡Qué bueno es despedirse de nuestros errores inaceptables, imposibles de ignorar, en la confianza de haber ganado algo en conocimiento!

    José Guadalupe Posadas: Calavería

    José Guadalupe Posadas: Calavería

  11. ¿Por qué no despedirse por adelantado? Cuando llegue el momento de hacerlo, tal vez no me encuentre en las mejores condiciones y no quiero dejar la impresión de que fui tan tonto que no esperaba irme.
  12. Ensayo de diversas maneras el adiós al mundo que me recibió cuando yo no esperaba, ni deseaba el desafío de habitarlo. ¿Llegaré a sentirme satisfecho de los preparativos, para hacerlo efectivo?
  13. Después de haberme ido de este mundo, en buena hora no tendré la oportunidad de extrañarlo, porque no me encantó demasiado lo que descubrí de él. Eso no quiere decir que no me aferre a su mezquindad, porque todavía no veo otro mundo disponible por ninguna parte.

    Henri Matisse: La Danse

    Henri Matisse: La Danse

  14. Tanto me aferré a la vida, que debo haberla arruinado más de lo que sospeché y probablemente más de lo que merecía. No es cosa de arrepentirse, sin embargo, porque no se agrega nada a la estupidez anterior.
  15. Adiós amigos, adiós enemigos. Para todos, la alternativa de que me vaya puede ser un alivio, pero lo más probable es que alguien no menos incómodo llegue para ocupar el sitio que dejo vacío.
  16. Una despedida apresurada, tal vez decepcione, pero una despedida que se demora, simplemente aburre. Si te vas, no te demores, como si estuvieras negociando para quedarte.
  17. Había deseado morir. ¿Por qué suena tan falsa una confesión como esa? Lo más probable es que al deshojar la margarita con un tema demasiado serio, su coqueteo con la muerte se revele como una frivolidad que termina quitándole todo crédito.
  18. Despedirse de tramposos y traidores es un alivio. Hasta la indignación y el reclamo de Justicia pesan menos que la alegría de dejarlos atrás, con la victoria en sus manos. ¡Que la disfruten!

    Pablo Picasso: La danza

    Pablo Picasso: La danza

  19. Muy atrás quedó el primer amor. Probablemente haya otros y no quiere quitarles la oportunidad de atormentarlo y hacerlo feliz, aunque ya no le correspondan las primicias.
  20. Dejó atrás la primera traición. Según comprueba, las siguientes resultan cada vez más fáciles de sobrellevar. Si no se detiene a tiempo, pronto cualquier atisbo de lealtad le parecerá estúpido.
  21. Al envejecer, comprobó que las urgencias del sexo dejaban de ser tormentos que prometían disfrutes incomparables. ¡Cómo le complicaron la vida! ¡Cuántos momentos deliciosos le permitieron experimentar! La despedida, descubrió, no era definitiva, ni de un día para el otro. El tema dejaba de ser actual, como la juventud, que era posible recuperar por un rato en la memoria, para devolverlo pronto y sin mayor pena a la realidad.
  22. Duele como pocas cosas la muerte de los jóvenes, porque es el fin de aquellos que no lograron poner a prueba su potencial. Aquellos que tuvieron una vida productiva, que vieron el fruto de sus proyectos y sufrieron los inevitables desengaños, suelen aguardar la muerte como un premio.

Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe. (José Saramago)

Lee el resto de esta entrada »