Universo de Superhéroes

26 febrero 2020

Batman es, posiblemente, el superhéroe famoso más de derechas que tenemos hoy. Su poder es ser rico e impartir justicia. (…) Batman es la derecha y pertenece a un establishment que no tiene ninguna intención de cambiar el modelo del sistema, ni de crear una sociedad más justa. Lo único que quiere es trincar a los malos. (Julio Embid: Con capa y antifaz: La ideología de los superhéroes)

  1. Los superhéroes tienen que poseer obligatoriamente una identidad secreta. No pueden ser y parecer lo mismo. Necesitan algún ocultamiento para sentirse seguros y angustiados al mismo tiempo. Seguros de continuar hasta el final con su delirio de justicieros. Angustiados por no ignorar que a pesar de que no los interrumpan, lo suyo es un delirio.
  2. Los demagogos inician su lamentable carrera, presentándose ante los incautos como superhéroes justicieros.
  3. Bienaventurados los delirantes, porque hallaron el lugar y el momento en que la razón cayó en descrédito y en la vida social las emociones dejaron de ser controladas, para evitar que se acuse a quien lo intente de reprimir lo auténtico, lo idiosincrático, para volverse merecedor de los peores castigos!
  4. Tienen adversarios que de acuerdo a sus más amadas fantasías habrán de derrotar inevitablemente en el desenlace de cada episodio de sus aventuras. Saben también que esos adversarios habrán de regresar incólumes en el próximo episodio. Si no lo hicieran, ¿qué harían ellos? ¿Cómo justificarían ante el mundo su cuestionable existencia?
  5. No les importan las causas de la injusticia, que pueden reproducirla allí donde se den y dificultan su erradicación. Solo se concentran en hacer sin la menor preparación su show de Paladines de la Justicia, para que los aplaudan y se sometan a su capricho.
  6. Si no encuentran adversarios los inventan. De algún modo saben que el superhéroe a quien nadie presta ninguna atención, está frito. Queda como un imbécil con delirios de grandeza. Tal vez logra que le tangan lástima, pero nunca por mucho tiempo. Su pretensión de ser lo que no es, aburre.
  7. No hay villano que no establezca una secreta alianza con el superhéroe encargado de reprimirlo. Si uno de ellos faltara, el otro desaparecería.
  8. Saben que su show de heroísmo exhibicionista es ilegal y (más aún) no ignoran que es delirante. Quizás consigan los aplausos de unos cuantos admiradores que los alientan a dar más de lo mismo, pero en cualquier momentoles informarán quetambién hacen el ridículo.
  9. Ignoran las evidencias opuestas a su delirio. No quieren desviarse de su objetivo, que es sacarse las ganas de imponerse al mundo. Probablemente caigan antes de conseguirlo. O tal vez descubran que siguen iguales que siempre. Nada de eso importa. van a intentarlo ahora, aunque el mundo caiga.
  10. Imitan el comportamiento y los ideales de los superhéroes, como antes aceptaban las expectativas desmedidas de los cuentos de hadas. Siguiendo esos modelos, nunca van a obtener los resultados que promete la ficción, pero entretanto su vida sin sentido no parecen tan absurdas.
  11. Superhéroes encapuchados, ebrios de impunidad, desafiando al poder que dicen aborrecer y sin embargo imitan. Se han vuelto adictos a la adrenalina que generan en su cuerpo y alrededor de ellos, en los testigos que los temen o los admiran por igual. Sin ese estimulante que les evita ver la realidad se sienten vacíos.
  12. Las máscaras de los superhéroes desnudan aquello que aparentan cubrir. Revelan las fantasías de quienes se encapuchan. Nadie quiere pasar desapercibido. Si desafían al Mal es para que los miren.
  13. Para los superhéroes todo se invierte en un juego de la más pura dialéctica: las víctimas se convierten en provocadores, los daños inocultables que ellos causan en aportes dignos de encomio, el robo simple y llano en justicia retributiva. Solo así se definen ellos mismos como superhéroes, no como delirantes, autoconvocados para que los destruyan.
  14. No les importa caer. Descreen que puedan caer. Secretamente desean caer, justificando el vacío de sus vidas gracias al martirio.
  15. Hasta no hace mucho las expectativas planteadas por la sociedad tradicional se aprendían de la casuística falaz de los cuentos de hadas. Hoy las contradicciones de la modernidad se resuelven a través de los superhéroes. No se resuelven, dice la realidad, pero mientras tanto el consumo de estimulantes y anestesiantes no se detiene.
  16. Nunca faltaron los alucinados que se dedicaron a anunciar el próximo fin del mundo y se ofrecieron a llevar personalmente a cabo la tarea. Imposible decir si antes fueron más o menos que hoy. Lo evidente es que gracias al empleo de las redes sociales consiguen una audiencia que antes les costaba más tiempo alcanzar. Ahí está el peligro.
  17. Al pasar del comic al cine, los superhéroes ganaron en credibilidad para una audiencia adulta, sin haber perdido nada de su trivialidad inicial, entonces destinada a una audiencia infantil. Al pasar de los medios a la vida real, donde los alucinados fantasean con los improbables poderes que poseen, el equívoco pasa a ser una carga demasiado humillante para ellos y para quienes tienen la desgracia de andar cerca.
  18. Hacer justicia por mano propia es una tentación que el común de la gente deja de lado apenas la concibe, cuando recupera una mínima noción de realidad. Tales opciones no suelen ser aceptadas por nadie más que los amigos, y aún ellos prefieren no ser involucrados en ningún intento de ponerlas en práctica.
  19. No puede ser que se enmascaren. Dar la cara no es una frase hueca, sino la actitud de quienes se responsabilizan de sus actos y pueden reclamar credibilidad.
  20. Superhéroes, ebrios del anonimato que obtienen al reunirse con sus pares, todo ellos valientes, todos defensores del Bien (tal como ellos lo definan) porque antes de tomar ninguna iniciativa se aseguraron de volverse irresponsables.
  21. Los ves, superhéroes, convencidos de ubicarse éticamente por encima de los cobardes que se atienen a Ley, mientras ellos la deshacen, la tuercen, la ignoran, solo porque se atreven a intentarlo y sin embargo quedan impunes. Una élite del voluntarismo que no piensa renunciar a sus privilegios.
  22. Superhéroes que pujan por demostrar quién es el más punk de todos, aquel que debería ser temido y obedecido ciegamente por el resto, en un certamen que no promete ganadores. Solo parecen ser solitarios desorientados que buscan perderse aún más en compañía.
  23. Marginados hay que tratan de impedir cualquier actividad que los libere de la discriminación. No nacieron condenados a ser perdedores, pero durante el curso de sus vidas han hecho lo imposible para reservarse esa distinción que les otorga identidad y martirio. Se odian tanto como los odian sus opresores.
  24. Cuatro fórmulas simplistas tienen más éxito que el razonamiento sistemático o el sometimiento de las convicciones a la prueba y el error. Si los superhéroes son proclives a la acción, es porque no asumen los riesgos de pensar.
  25. Despierten, les dicen. Despierten para liberarse de una opresión inaceptable, contra la cual cabe resistirse. Despierten del todo, no a medias, no a otra fantasía de derrota y destrucción generalizadas. Despierten al compromiso de reconstruirse, después haber sido convencidos de su fracaso irreversible.
  26. Los ves exhibiéndose en sus poses fotogénicas, pronunciando sus discursos encendidos, para que los admiren y teman en igual medida, sin embargo incapaces de ver más allá de sus narices. ¿Quién aprovecha el desorden que ellos dejan para imponer el nuevo orden, que probablemente sigue siendo el mismo?
  27. Ser testigos de la resaca de los superhéroes no es una situación envidiable para nadie. Si bien ellos van a sufrir un desengaño inevitable cuando finalmente aterricen en la realidad que negaron, lo más probable es que en su rabia embistan contra cualquiera que haya presenciado lo que consideran su intolerable humillación.
  28. Cada cual tiene los héroes que se consigue como modelo de su propia vida. Prescindir de ellos no resulta fácil para nadie. Pueden ser músicos de rock, estrellas del fútbol, narcos o personajes de comics. Ninguno será gran cosa, pero es lo que hay.  ¿Acaso dejamos de lado a alguien menos tóxico, que se encuentre disponible?

Es propio de los débiles el abandonarse a las fantasías, el soñar con los ojos abiertos que los propios deseos son realidad, que todo se desarrolló según los deseos de uno. Por eso atribuyen a una parte la incapacidad, la estupidez, la barbarie, la cobardía, etc., y a la otra las dotes más altas del carácter y de la inteligencia: la lucha no puede ser dudosa, y ya parece que se tiene la victoria en la mano. Pero esa lucha es soñada y derrotada en sueños. (Antonio Gramsci: La tendencia a disminuir al adversario)