Fallidos avatares

7 octubre 2017
  1. Pudo haber sido aquel (victorioso o derrotado) que otros fueron y él decidió no ser, todavía no entiende por qué, pero tampoco vale la pena averiguarlo. Solo cuenta lo que fue, por las razones (o sinrazones) que fueran.
  2. Cada vez que se descubre pensando en lo que pudo haber sido y por su estupidez inocultable no llegó a ser, se abofetea mentalmente y no tarda en recuperar (por un rato) la sensatez.

    René Magritte: Pintura mural

  3. El Cándido de Voltaire imagina este mundo como el mejor de los mundos posibles. Puede ser un criterio demasiado miope, pero ¿no es un progreso respecto de aquellos que lo ven como la antesala del más allá?
  4. Eres lo que llegaste a ser: una combinación de lo que te fue dado y no hubieras podido eludir, de las decisiones que tomaste a partir de lo que había y del Azar (la Providencia) que desafiaba cualquier intento de control.
  5. Miras tus viejos retratos con no poca extrañeza. ¿Quién era ese que alguna vez llegaste a ser? ¿Qué conciencia tenías entonces de ti mismo? Aunque las fotos no lleguen a mentir, y los demás las acepten como ciertas, al menos para ti resultas inverosímil.
  6. ¿Eres quien supones haber sido, quien tal vez pudieras llegar a ser, aunque no lo quieras, y entre ambas incertidumbres, un espejismo: quien eres ahora?
  7. Probablemente eres aquel que afirman aquellos que apenas te conocen. Demostrarles el error en que incurren, solo llevaría demasiada atención sobre sus dichos, que de otro modo pasarán desapercibidos.
  8. Lo previsible de tu vida te reserva sorpresas desagradables para las que no te descubres preparado, aunque estaban a la vista de cualquiera que te observara objetivamente un par de minutos. Ese tiempo no te lo concediste.
  9. Avatar de burócratas: ¿qué otra huella dejarían de su paso por el mundo, que el registro cotidiano de las entradas y salidas? Pedirles más, es un abuso.
  10. Te miras en el espejo como quien trata de descifrar el mapa de un territorio que sigue inexplorado. Aunque parezca sin obstáculos, ¿qué te oculta?

    Saul Steinberg: Dibujo

  11. Desde hace tiempo dejas de mirar el espejo. Sobrevivir no es imposible, siempre y cuando evites compararte con quien fuiste y postergues el cálculo de quien (a pesar de tus deseos) te queda por ser.
  12. Evitas recordar tu vida, con la destreza de quien se ha entrenado para efectuar esa tarea, porque los momentos de felicidad se confunden en la penumbra y solo quedan mejor iluminadas las frustraciones.
  13. Te mueves en la oscuridad como si supieras hacia dónde vas. Tomas decisiones meditadas, con la incertidumbre de quien dejó de confiar en su omnisapiencia juvenil.
  14. Desde hace tiempo dejaste de pensar en el futuro. Al comenzar a anotar esta idea, desconocías el final, pero si no la hubieras anotado, el final no existiría.
  15. De no haberte despedido por adelantado de casi todas las cosas que alguna vez te importaron, ¿dónde estarías hoy? Tal vez te sentirías más feliz, elaborando proyectos, aunque de todos modos carecieras de futuro.
  16. Apuestas a que sobrevivirás el próximo desengaño, porque lo has hecho tantas veces que ni llevas la cuenta, pero ¿qué no darías por evitarlo?

    René Magritte: Clarividencia

  17. Las decisiones comprometen. A veces, no puedes eludirlas. Con mayor frecuencia, las precipitas, porque quieres conocer, como en las novelas policiales, cuál puede ser el desenlace.
  18. Cada vez que tomaste decisiones, creíste hacer lo que debías, incluso cuando contrariabas tu enconada voluntad de hacer lo contrario.
  19. De no haberte negado a eternizar el duelo por cada uno de tus proyectos abortados, ¿qué sería hoy de ti? Dudo que estuvieras vivo.
  20. Avatar de enamorados: se imaginan eternos, aunque el desapego espere a la vuelta de la esquina. Van a engañarse cada vez, como si fuera la primera.
  21. Las desilusiones hubieran debido arruinar tu disfrute de la vida y de acuerdo a las evidencias, no lo consiguieron del todo. El error de cálculo que permitía el autoengaño, sobrevivió, aunque esté maltrecho.
  22. Puedes imaginar personajes en sus propias circunstancias, que no te cuesta describir, como si fueras testigo privilegiado de su vida imaginaria, pero no puedes imaginarte en otras circunstancias que no sean las tuyas.
  23. ¿Tienes pasta de héroe, de genio, de conductor? La experiencia te obliga a reconocer que no. ¿Tienes pasta de cruel, de cobarde, de infame? Tú decidiste que no lo aceptarías.
  24. Cuando te agreden, no te ofenden por mucho rato. Lo esperabas con impaciencia. Te hubieran defraudado más de lo aceptable, si te hubieran respetado.
  25. Si no te piden disculpas por haberte agredido, te darán la excusa perfecta para ser tan implacable con tus adversarios, como no sospechabas que te fuera posible.

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