Amigos y enemigos

Ben Shahn: pintura

Ben Shahn: pintura

  1. Amigos son aquellos a quienes oyes con agrado, incluso con paciencia, no aquellos que te dejan hablar hasta que te enredas en tu propia lengua.
  2. Si un amigo no logra hacerte oír lo que tú no escucharías de otros por quienes no sientes el menor afecto, ¿cómo puede considerarse tu amigo?
  3. Lo fundamental de una amistad es la distancia que se establece entre las partes. Debe ser menor que la existente entre compañeros de trabajo o vecinos, pero tiene que ser mayor que la inevitable entre parejas o parientes. Aquellos que no atinan a establecerla y respetarla, se quedan sin amigos.
  4. La tentación de traicionar a un amigo, las justificaciones que ha comenzado a elaborar, le indican que ya lo está perdiendo. Poco falta para ejecutar el tradicional beso de Judas.
  5. En la relación con los enemigos, la simple vecindad y no la disparidad de criterios éticos o políticos suele ser lo que más irrita.  Uno elabora justificaciones complejas, pero en el fondo se pregunta: ¿Por qué se encuentran tan cerca?
  6. Amigos que se llevan muy bien cuando se mantienen a prudente distancia, descubren que ya no se soportan más, al compartir demasiado tiempo juntos o dejan de importar unos para otros, apenas dejan de verse un tiempo.
  7. ¿Cómo tomar en cuenta a los enemigos distantes? Como un hecho anecdótico, en el que no se piensa ni hace falta mencionar, mientras no se acerquen.
  8. No es prudente reservar una habitación de la casa para las visitas de amigos y parientes, porque si ellos aceptan la invitación y se instalan por unos días, mucho antes de darse cuenta de lo que pasa, derrumban la rutina que tanto ha costado establecer y la posibilidad de perder para siempre la amistad no tarda en plantearse.
  9. No es prudente pensar demasiado en la existencia de los enemigos. Cuando sucede, indica que nos hemos entregado a ellos.
  10. Es bueno disponer de alguien confiable a quien se pueda recurrir en los momentos de mayor incertidumbre, que no son pocos, pero todavía mejor es tener a alguien que piensa en nosotros cuando se encuentra en dificultades y nos convoca para que lo ayudemos, dándonos a entender lo mucho que significamos.

    Ben Shahn: Desempleados

    Ben Shahn: Desempleados

  11. La gente prudente no espera a quedarse sin amigos para buscar otros nuevos y más atractivos, porque ante la evidencia de que no queda nadie disponible, pueden recordar la existencia de amigos que en el pasado demostraron no serlo del todo, y convocarlos para someterse a los mismos malos tratos, con tal de evitar la soledad.
  12. ¿Quién no aspira a quedarse sin enemigos, simplemente por haber sido aceptado por todos y gozar del respeto universal, sin esforzarse por obtenerlo? Hay que ser demasiado imbécil para disfrutar ese privilegio.
  13. He visto pasar por la calle los cadáveres de tantos enemigos, que no sé si atribuirlo a mi buena suerte o al haberlos acumulado involuntariamente entre aquellos que de antemano se concentraban condenados.
  14. En los momentos de crisis, los amigos pueden ocuparse de pequeños trámites que la ocasión ha vuelto imposibles, o de ofrecer gestos de consuelo, que en circunstancias normales serían evaluados como simple redundancia. Pedir más, no hace falta. Pedir menos, puede ofenderlos.
  15. En los momentos de crisis, los enemigos se ceban: incluso aquellos que no se hubieran atrevido a demostrar que tenían opinión propia, se disponen a entrar a dentelladas, para evitar que otros los destrocen.

    Ben Shahn: Sacco y Vanzetti entre los guardias

    Ben Shahn: Sacco y Vanzetti entre los guardias

  16. Uno de mis amigos, que estaba en dificultades, eludió comentarlas. Cuando me enteré, no lo consideré un gesto de consideración, que debía agradecerle, sino una ofensa personal. A partir de ese momento, ya no pude sentir el mismo afecto por él. No confiaba demasiado en mí, había quedado en evidencia. ¿Cómo podía yo confiar en él?
  17. Estar ahí, disponible, cuando al otro le hace falta. Eso puede ser casi todo lo que un amigo espera del otro, y ese poco suele ser tan difícil de obtener, que pasada la emergencia sin que se manifieste, una amistad que se consideraba sólida tambalea, porque basta la ausencia para que la desconfianza se instale.
  18. Estar ahí, atento a las debilidades de un conocido para caerle encima y devorarlo. Eso es lo que uno espera de un enemigo declarado. Como estamos alertas, probablemente no se salga con la suya. Como él sabe que lo sabemos, tal vez se contenga por un tiempo. En resumen, eso es lo que se considera un trato civilizado.
  19. Las amistades tienden a desgastarse con el tiempo, sin esperar la declaración de una crisis, gracias a los gestos inoportunos de cualquiera de las partes, que se acumulan y terminan por hundirla. Cuando el proceso no se detiene, volver atrás es más difícil que considerar a la amistad como algo perdido, para dedicarse a armar otra, que en lo posible resista mejor los contratiempos.
  20. Las amistades se apuntalan constantemente, gracias a los gestos oportunos y la buena voluntad de ambas partes. Cuando eso no se da, lo más probable es que se desgasten y terminen derrumbándose al menor contratiempo.
  21. Donde hubo amistad, queda una huella tibia en la que uno desea instalarse de nuevo, a pesar del tiempo transcurrido, las traiciones o la indiferencia que interrumpieron el diálogo.
  22. Entre amigos, más de una vez hay que resistirse a tomar en cuenta las confrontaciones que alguna vez ocurrieron y si bien no se dan como no sucedidas nunca, al menos se apuesta a que no habrán de repetirse, otorgando a las muestras de afecto aparentes el carácter de algo real.
  23. En un mercado que los pone a competir uno contra otro, detrás de las pocas oportunidades que se ofrecen, nada es más frágil y engañoso que la amistad.
  24. Mirarse en el otro aterra a quienes desean cualquier cosa, menos verse en un espejo. En realidad, enfrentarse al espejo les preocupa menos, porque el reflejo desagradable puede ser alterado a voluntad, mediante un gesto de aquel que lo genera, mientras la opinión ajena perdura tal como se estableció.
  25. Pudieron colaborar en un proyecto compartido, como hacen los amigos, pero decidieron competir uno contra otro, por lo que desgastaron sus energías defendiéndose de los enemigos crueles que no siempre llegaron y no les fue posible hacer nada que valiera la pena.
  26. Perder amigos es tan inevitable como perder el pelo. En lugar de quejarte de las traiciones que acumulas, más prudente sería evitar que todo el mundo se fije solo en tu incapacidad para detener el proceso.

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